Una selección de perfumes amaderados para el otoño

Nada mejor que las notas amaderadas para sublimar los encantos del otoño. Sándalo, vetiver, cedro o pachulí, la elección es vasta y se declina en masculino tanto como en femenino. Osmoz ha elaborado para ti una selección ecléctica de fragancias para adaptarse a los colores cobrizos de esta media estación conservando la sonrisa.

Porque se puede ser Mujer aun jugando con los códigos masculinos, Serge Lutens creó en 1992, para Shiseido,  Féminité du Bois (hoy en día avalado por su propia marca). Lejos de los ramos florales clásicos, el creador viste a la mujer de cedro y de sándalo, adereza su atuendo con  notas especiadas (canela, cardamomo), sin por ello dejar de lado la partitura femenina (rosa, violeta y ciruela).  Esta obra maestra será sometida a variaciones por parte del creador sobre el mismo tema (Bois de Violette), pero se declinará también en el mainstream para Dior con Dolce Vita, una versión ligeramente más solar y frutal.

Es sabido que las marcas cuentan a menudo con un terreno olfativo predilecto, como es el caso de Olfactive Studio que cultiva las notas amaderadas con entusiasmo. Totalemente mixto, Autoportrait es un perfume que un hombre podría llevar perfectamente. Este amaderado seco, sobrio y elegante, de colores otoñales, le otorga un lugar preponderante al cedro, rodeado de incienso y de vetiver, pero su originalidad reside en su aderezo de especias frías en la cabeza (elemi). Si deseas más voluptuosidad puedes optar en la misma colección por Lumière blanche, que sublima el sándalo de suavidad láctea, sobre un lecho de almizcles y haba tonka.

Siguiendo con el sándalo, sus facetas cremosas se vuelven untuosas a pedir de boca en Sensuous de Estée Lauder. Nuevamente apoyado con una pizca de cedro, el sándalo adopta la feminidad radiante de un ramo floral y solar, salpimentado con notas especiadas antes de fundirse en una base ambarina cálida y vibrante. Deben redescubrirlo urgentemente las que desean vivir el otoño bajo el signo de la luz.

Ingrediente ineludible de la perfumería, el vetiver se conjuga a menudo con virilidad. De Guerlain a Carven pasando por Terre d’Hermès, el vetiver representa el esplendor de la perfumería masculina con sus efluvios amaderados a veces terrosos, avellanados o ahumados, y ha convertido a los cítricos (sobre todo al pomelo) en sus cómplices predilectos. Si para ti estas tonalidades combinan con el otoño, déjate tentar por Encre Noire de Lalique, un amaderado elegante y misterioso donde se hacen eco dos variedades de vetiver (el de bourbon y el de Haití), realzados con notas de ciprés en la cabeza. Tan seductor que algunas mujeres no dudan en pedírselo prestado a los caballeros..

Aunque el pachulí es ante todo la esencia amaderada de un arbusto de Indonesia, de notas terrosas casi polvorosas, sus otras facetas de cacao y suculentas lo vuelven apto para la sensualidad de los perfumes orientales. En Chanel, el pachulí se combina con notas ambarinas en  Coromandel,  este perfume de la serie Exclusifs, homenaje al biombo asiático de laca tan apreciado por Coco. Distinguido y voluptuoso, impregnado de una sequedad amaderada que confiere al pachulí una calidez balsámica, te brinda todo un programa para envolverte en un halo reconfortante en los próximos meses.